aalDesarrollo fuera de la Capital
Tras el desarrollo iba emergiendo poco a poco en San José, un nuevo sector aparecía de forma tímida en las costas del Pacífico. A finales de los cincuenta, don Claudio Rojas abre Casino Playas del Coco, lugar que se ampliaría hasta llegar a ofrecer restaurante y cabinas, pero enfocado siempre al turista nacional.
En 1965, con 52 habitaciones aparece en escena dentro de la pequeña oferta de Puntarenas, el histórico Hotel Tioga, a cargo de la familia Gómez, que se sumó a los ya existentes Imperial y Los Bafios así como las Cabinas San Isidro. Lo que hacía diferente a este hotel es que cada una de sus habitaciones ofrecía aire acondicionado y baño privado.
Algunos afijos después, se establecería en la zona, uno de los baluartes de la hotelería de playa del país, el hotel Jacó Beach, en Playa Jacó.
En 1974, el señor Luis Medaglia había comenzado con Cabinas Medaglia, que luego se convirtieron en el hotel Tamarindo Diriá.
De igual manera en la zona de Guanacaste, el hotel Condovac La Costa, que entró en operación en el año 1980, bajo el tiempo compartido, modalidad que años después adopto el Hotel Fiesta.
De regreso a San José, el año de 1961 marcaría un importante hito con la apertura del hotel Royal Dutch.
En 1965, Hans Van der Wielen uno de los grandes precursores de la hotelería costarricense: decide comenzar su propio negocio y renta un local cerca del Parque Morazán, donde funda el Hotel Amstel, el cual conservaría durante 18 años hasta venderlo a Anita Hornedo, en 1983.
En ese mismo año se acoge un contrato industrial que permitía la exoneración de impuestos a la construcción, e inaugura el Hotel Bougainvillea, en el Barrio Tournón, el cual vende nueve años más tarde.
En 1967, el visionario holandés pone sus ojos en la costa del Pacifico Central, adonde llega explorando a través de un camino difícil de recorrer. Ahí conoce a quien será su socio en esa aventura de playa, Jan Dankers, un estadounidense quien tenía una finca en Jacó, y quien le da la idea de construir un hotel en el lugar, el cual se llamó Amstel Cocal.
Este hotel sería adquirido más adelante por el empresario costarricense, Bernardo Monge Otárola, quien ya había incursionado en San José con la apertura de dos hoteles. Este paso a llamarse Jacó Beach y abrió sus puertas en 1976.
Los años siguientes y debido a una serie de factores como la aprobación de la Ley 6990 de Incentivos Turísticos, la Ley de Pensionados Rentistas, el Polo Turístico de Papagayo y una mejoría en la infraestructura vial, entre otros, motivó la construcción de más hoteles de calidad.
Hans Van der Wielen construye entonces otro hotel Bougainvillea en 1989, esta vez en Santo Domingo de Heredia, donde tenía su casa de habitación.
Catapulta al desarrollo
En los años noventa, incursionan las primeras cadenas internacionales como la firma española Barceló, que toma el Vista Palace y lo transforma en el Hotel San José Palacio, con el cual se inserta en Centroamérica en 1990. Dos años más tarde la cadena traería a Costa Rica el concepto de todo incluido, con la inauguración del hotel Barceló Tambor, en Playa Tambor, Puntarenas.
En 1990, con 142 habitaciones y 26 apartamentos de tiempo compartido, abre el hotel Fiesta, también en Puntarenas, propiedad del Grupo Enjoy de Rubén Pacheco. En 1997, decide incursionar en el modelo todo incluido, con lo que se posiciona como un hotel 100% familiar.
En 1996, llega la cadena Marriott International, lo mismo que la corporación Best Western International, que se alió al hotel San José Downtown, propiedad de Grupo Marta (fundado por Bernardo Monge Otárola). Un año después le correspondería al Intercontinental Hotels Group.
La explosión hotelera continuaría en Costa Rica con otras firmas como Sol Meliá, Hampton Inn, Quality, y Occidental, entre otros. Mientras tanto, el fenómeno sucedía en otra zona del país que llegaría a convertirse en uno de los grandes polos turísticos del país: La Fortuna de San Carlos.
La zona, cuyo motor fue siempre la ganadería y la agricultura, cambio su actividad económica hacia el turismo con la apertura del hotel Tabacón, en abril de 1993, luego de que un grupo de inversionistas locales contrataron al arquitecto Jaime Mikowski para diseñar un complejo turístico alrededor de las aguas termales. Tabacón comenzó a atraer turistas seducidos por las majestuosas erupciones del Volcán Arenal y del balneario de termales de Tabacón. Esta afluencia que iba en crecimiento, generó demanda por más servicios y esto propicié la apertura de muchos pequeños hoteles en la zona, tipo cabañas y cabinas.
Con él, la oferta hotelera comenzó a crecer y a mejorar sus servicios. Abren, entre otros, hoteles como el Montaña de Fuego y el Observatorio Arenal Lodge, construido originalmente con el objetivo de hospedar a científicos e investigadores del Instituto Smithsonian y Earthwatch.
Oferta de lujo
EI inicio del nuevo siglo define un cambio en los estándares hoteleros de Costa Rica. La llegada de vuelos directos desde Estados Unidos al Aeropuerto Internacional de Liberia abre una oportunidad para que firmas de prestigio internacional pongan sus ojos en la zona de Guanacaste.
En 2002, un pequeño grupo de hoteles apuesta un fideicomiso de $3 millones para convencer a Delta Airlines, para ser la primera aerolínea internacional en operar un servicio regular entre Estados Unidos y Liberia hacia esa terminal aérea.
Es así como dos años más tarde, y con una inversión de $200 millones, se inaugura el Four Seasons Resort dentro del Polo Turístico Golfo Papagayo en Bahía Culebra. Este hecho marcó el comienzo de una era de hoteles de lujo en Costa Rica, que a Su vez propiciara el desarrollo hotelero de calidad en el norte de Guanacaste.
La cadena estadounidense encuentra en esta zona, un paraíso de lujo que ofrecer a sus clientes más exclusivos a manera de escape. Diseñado en total armonía con el entorno, con techos que evocan conchas de armadillo y mariposas, y en colores terra para no impactar el ambiente, el Four Seasons Resort se convierte en un imán para personalidades tanto de Hollywood como deportistas y empresarios acaudalados.
Este hotel genero cientos de empleos directos e indirectos para los habitantes de la zona y contribuyo rápidamente a atraer no solo turistas de lujo sino a otros hoteles de 5 estrellas a Guanacaste. Es así como poco a poco comienza a anunciarse la llegada de otras marcas exclusivas como el Hilton Hotels Corporation, con el Hilton Garden Inn, primero con esta marca en Centroamérica y que se inaugura a finales de 2008.
También asumen la administración de los hoteles Cariari y Corobicí, bajo la marca Doubletree.
También asume la administración de los hoteles Fiesta en Puntarenas, que pasa a llamarse DoubleTree Resort by Hilton Puntarenas y del Fiesta Premier en Guanacaste, que se convierte en el Hilton Papagayo Costa Rica Resort & Spa, ambos propiedad del Grupo Enjoy.
De igual modo, Marriott, que ya contaba con dos hoteles en San José: Costa Rica Marriott y Courtyard San José, además de Los Sueños Marriott Ocean & Golf Resort, en Playa Herradura, lleva su marca más exclusiva a Guanacaste con la inauguración del JW Marriott Guanacaste Resort and Spa, a principios de 2009.
Ese mismo año, abre otro hotel cinco estrellas, el Riu Guanacaste, en Playa Matapalo. Explotado bajo el régimen de todo incluido, cuenta con 701 habitaciones en un edificio de seis plantas.
Este fenómeno en el Pacifico Norte también impacta La Fortuna de San Carlos, pues la cercanía permite mezclar su oferta con playa y ofrecer paquetes completos a los turistas. Es por ello que, a partir del año 2003, las inversiones en el lugar comienzan a inclinarse hacia un segmento de mayor calidad. Las aguas termales dejan de ser oferta exclusiva de Tabacón y aparecen otros hoteles con cuatro y cinco estrellas, tales como Arenal Kioro Suites & Spa, The Springs Resort & Spa, Royal Corin Resort & Loto Spa, Mountain Paradise Resort, Magic Mountain y Arenal Nayara Hotel & Gardens.
Nace una Asociación modelo
Ya desde 1940, un grupo de visionarios y calificados hoteleros del país, comprendió que solo mediante la unidad e integración de las empresas dedicadas al “arte de la hospitalidad”, podrían conseguirse logros importantes y definitivos. Es así como en octubre de 1941, de manera formal deciden reunirse en la Pensión Niza, para fundar la Asociación Costarricense de Hoteles y Afines. Entre esos pioneros se encontraban don Carlos Ventura S., don Carlos Barser S. y don José Isern.
Don Carlos Ventura había estudiado en los Estados Unidos, especializándose en Administración Hotelera y en esa fecha era gerente del Hotel Europa. Don Carlos Balser se había iniciado en la hotelería en el año 1929, con la construcción del Gran Hotel Costa Rica, junto con el Dr. Luis Paulino Jiménez, y a la fecha era el gerente de ese hotel. Don José Isern, por su parte, era el gerente y propietario de la Pensión Niza.
Historia
Más de 80 años de trayectoria
La Cámara Costarricense de Hoteles (CCH), es la organización turística más antigua de Costa Rica, entidad que abrió camino para que el país encontrara diversificación en su economía y no fuera más dependiente de una sola actividad económica como lo fue por mucho tiempo la agricultura.
En 1940 cuando Costa Rica era una economía basada fundamentalmente en el café y el país se aprestaba a ingresar a una de las décadas más convulsas a nivel nacional e internacional de los últimos años, un grupo de empresarios hoteleros de San José decidió organizarse y fundar así una organización que representára sus intereses y los de una industria turística apenas en pañales.
Los primeros Hoteles…
Servicios muy limitados, falta de personal entrenado para atender a los turistas y una casi inexistente experiencia en la industria del hospedaje y del turismo, caracterizaron los inicios de la hotelería en Costa Rica a principios del Siglo XX.
Sin embargo, el esfuerzo y lucha perseverante de un grupo de empresarios que apostó por esta actividad, pese a los obstáculos y dificultades de la época, fue la punta de lanza que permitió el desarrollo hotelero que hoy día experimenta el país.
El conocimiento llegó con la venida a Costa Rica de varios europeos pioneros de la actividad, quienes se convirtieron en pieza fundamental para la construcción de una oferta de calidad y a la altura de las necesidades y exigencias de un turismo que ponía sus ojos cada vez más en este pequeño país centroamericano.
La hotelería en Costa Rica sufrió un cambio sustancial a partir de la década de 1930. Antes de esta fecha, el turismo, tanto interno como externo, era de bajo desarrollo. Esta circunstancia implicada que los establecimientos hoteleros fueron pocos y de condiciones limitadas para el servicio de los huéspedes.
Se recuerda entre ellos Hotel Washington junto a la Catedral Metropolitana, un edificio de 2 plantas con un baño al fondo que era compartido por todos sus huéspedes.
El Gran Hotel Francés, ubicado al costado del Parque Central, cuyo dueño era Joseph de Vigny. Este hotel fue demolido por un incendio en 1927 y ahí se construyó, pocos años después, el Gran Hotel Costa Rica.
Entre los años 40 y hasta los 50, propiedad de un holandés de apellido Theodore, funcionó el Hotel Panamericano, ubicado donde actualmente está La Plaza de la Cultura.
En la ciudad de Cartago se recuerda el Hotel Holanda, sitio al norte del Parque Jiménez, y el hotel Bella Vista que ofrecía baños termales en la localidad de Agua Caliente.
En Limón, el Gran Hotel Limón construido en 1909, en tanto que en Puntarenas había pocos, pero sí, bastantes pensiones (casas de huéspedes) y también muchas familias que alquilaban cuartos ocasionalmente y época de verano.
Un Salto de la Hotelería
La llegada de la denominada “Gran Flota Blanca” (barcos pintados de blanco), de la United Fruit Company, marca un cambio importante en la hotelería del país pues crea la necesidad de ofrecer un servicio de hospedaje de categoría a los hombres que viajaban en ella y requerían quedarse por varios días en el país, ya que el proceso de embarque de la fruta era manual y tomaba su tiempo.
Un grupo de costarricenses, instruidos e inspirados por la arquitectura europea, comienza a anhelar un hotel con más servicios que ofrecer a estos viajeros.
Al haber recibido un fuerte impulso el sector médico con la llegada de la trasnacional, el doctor Luis Paulino Jiménez Ortiz, se muestra interesado en satisfacer esa necesidad de establecer un hotel de mayores estándares en el centro de San José.
Los planos del hotel fueron enviados a Tokio para recibir el visto bueno estructural por la misma firma que estudio el terremoto de Tokio en los años 20 y que supervisó el famoso Hotel Imperial de Tokio.
Y en 1930, con una cena bailable cuyas entradas se agotaron en su totalidad, se inauguró el Gran Hotel Costa Rica.
Era un majestuoso edificio de cinco pisos (el ultimo se construyó en los cinco años posteriores) y ciento veinte habitaciones, ubicado frente la plazoleta donde se yergue la estatua del jefe de Estado costarricense Juan Mora Fernández y diagonal al soberbio Teatro Nacional.
De bella arquitectura Neoclásica y curtido del más refinado gusto de influencia europea.
A partir de la construcción de del Gran Hotel Costa Rica surge en el país un interés en promover el ingreso de turistas.
Es por ello que se da la creación de la Junta Nacional de Turismo, la cual, estableció la Oficina Nacional de Turismo de Costa Rica, y que se instaló en un local en las denominadas Arcadas (todavía hoy existentes), colindante con el Gran Hotel Costa Rica y con el Teatro.
La Junta Nacional de Turismo estuvo a cargo, durante muchos años de don Alfredo Sasso Robles, quien fue su Gerente General. En ella se daba información a los turistas, se entregaban mapas de Costa Rica y un pequeño folleto en inglés y en español con fotografías de algunos lugares como las Iglesias de Orosi y Ujarrás, la Basílica de los Ángeles, el Volcán Irazú, el Teatro Nacional, y escenas típicas como cafetales y sus patios de beneficio, carretas típicas y vistas de los puertos de Limón y Puntarenas.
Acontecimientos importantes
1930
Inauguración del Gran Hotel Costa Rica. Fue un acontecimiento tan significativo para el país que el Gobierno de la República, decidió construir las carreteras a los Volcanes Poás e lrazú para fomentar el ingreso de turistas extranjeros.
1931
Se decreta la primera normativa sobre regulación turística, mediante la Ley 91, del 16 de junio de 1931, donde se crea la «Junta Nacional de Turismo«, la cual funcionó hasta el 9 de agosto de 1955, fecha en que fue creada, mediante la Ley 1917, la entidad que hasta hoy conocemos como «Instituto Costarricense de Turismo».
1940
Un grupo de visionarios hoteleros de San José crean la primera organización que representara sus intereses.
1985
Se crea la Ley 6990 de Incentivos para el desarrollo turístico.
Hotel Washington, Estaba ubicado diagonal al Parque Central de San José.
Hotel Francés, Se ubicaba en la esquina noroeste del Parque Central en San José
Postal del Gran Hotel Limón enviada a Oakland, California en 1907.
El Gran Hotel Costa Rica en 1930.
aalDesarrollo fuera de la Capital
Tras el desarrollo iba emergiendo poco a poco en San José, un nuevo sector aparecía de forma tímida en las costas del Pacífico. A finales de los cincuenta, don Claudio Rojas abre Casino Playas del Coco, lugar que se ampliaría hasta llegar a ofrecer restaurante y cabinas, pero enfocado siempre al turista nacional.
En 1965, con 52 habitaciones aparece en escena dentro de la pequeña oferta de Puntarenas, el histórico Hotel Tioga, a cargo de la familia Gómez, que se sumó a los ya existentes Imperial y Los Bafios así como las Cabinas San Isidro. Lo que hacía diferente a este hotel es que cada una de sus habitaciones ofrecía aire acondicionado y baño privado.
Algunos afijos después, se establecería en la zona, uno de los baluartes de la hotelería de playa del país, el hotel Jacó Beach, en Playa Jacó.
En 1974, el señor Luis Medaglia había comenzado con Cabinas Medaglia, que luego se convirtieron en el hotel Tamarindo Diriá.
De igual manera en la zona de Guanacaste, el hotel Condovac La Costa, que entró en operación en el año 1980, bajo el tiempo compartido, modalidad que años después adopto el Hotel Fiesta.
De regreso a San José, el año de 1961 marcaría un importante hito con la apertura del hotel Royal Dutch.
En 1965, Hans Van der Wielen uno de los grandes precursores de la hotelería costarricense: decide comenzar su propio negocio y renta un local cerca del Parque Morazán, donde funda el Hotel Amstel, el cual conservaría durante 18 años hasta venderlo a Anita Hornedo, en 1983.
En ese mismo año se acoge un contrato industrial que permitía la exoneración de impuestos a la construcción, e inaugura el Hotel Bougainvillea, en el Barrio Tournón, el cual vende nueve años más tarde.
En 1967, el visionario holandés pone sus ojos en la costa del Pacifico Central, adonde llega explorando a través de un camino difícil de recorrer. Ahí conoce a quien será su socio en esa aventura de playa, Jan Dankers, un estadounidense quien tenía una finca en Jacó, y quien le da la idea de construir un hotel en el lugar, el cual se llamó Amstel Cocal.
Este hotel sería adquirido más adelante por el empresario costarricense, Bernardo Monge Otárola, quien ya había incursionado en San José con la apertura de dos hoteles. Este paso a llamarse Jacó Beach y abrió sus puertas en 1976.
Los años siguientes y debido a una serie de factores como la aprobación de la Ley 6990 de Incentivos Turísticos, la Ley de Pensionados Rentistas, el Polo Turístico de Papagayo y una mejoría en la infraestructura vial, entre otros, motivó la construcción de más hoteles de calidad.
Hans Van der Wielen construye entonces otro hotel Bougainvillea en 1989, esta vez en Santo Domingo de Heredia, donde tenía su casa de habitación.
Catapulta al desarrollo
En los años noventa, incursionan las primeras cadenas internacionales como la firma española Barceló, que toma el Vista Palace y lo transforma en el Hotel San José Palacio, con el cual se inserta en Centroamérica en 1990. Dos años más tarde la cadena traería a Costa Rica el concepto de todo incluido, con la inauguración del hotel Barceló Tambor, en Playa Tambor, Puntarenas.
En 1990, con 142 habitaciones y 26 apartamentos de tiempo compartido, abre el hotel Fiesta, también en Puntarenas, propiedad del Grupo Enjoy de Rubén Pacheco. En 1997, decide incursionar en el modelo todo incluido, con lo que se posiciona como un hotel 100% familiar.
En 1996, llega la cadena Marriott International, lo mismo que la corporación Best Western International, que se alió al hotel San José Downtown, propiedad de Grupo Marta (fundado por Bernardo Monge Otárola). Un año después le correspondería al Intercontinental Hotels Group.
La explosión hotelera continuaría en Costa Rica con otras firmas como Sol Meliá, Hampton Inn, Quality, y Occidental, entre otros. Mientras tanto, el fenómeno sucedía en otra zona del país que llegaría a convertirse en uno de los grandes polos turísticos del país: La Fortuna de San Carlos.
La zona, cuyo motor fue siempre la ganadería y la agricultura, cambio su actividad económica hacia el turismo con la apertura del hotel Tabacón, en abril de 1993, luego de que un grupo de inversionistas locales contrataron al arquitecto Jaime Mikowski para diseñar un complejo turístico alrededor de las aguas termales. Tabacón comenzó a atraer turistas seducidos por las majestuosas erupciones del Volcán Arenal y del balneario de termales de Tabacón. Esta afluencia que iba en crecimiento, generó demanda por más servicios y esto propicié la apertura de muchos pequeños hoteles en la zona, tipo cabañas y cabinas.
Con él, la oferta hotelera comenzó a crecer y a mejorar sus servicios. Abren, entre otros, hoteles como el Montaña de Fuego y el Observatorio Arenal Lodge, construido originalmente con el objetivo de hospedar a científicos e investigadores del Instituto Smithsonian y Earthwatch.
Oferta de lujo
EI inicio del nuevo siglo define un cambio en los estándares hoteleros de Costa Rica. La llegada de vuelos directos desde Estados Unidos al Aeropuerto Internacional de Liberia abre una oportunidad para que firmas de prestigio internacional pongan sus ojos en la zona de Guanacaste.
En 2002, un pequeño grupo de hoteles apuesta un fideicomiso de $3 millones para convencer a Delta Airlines, para ser la primera aerolínea internacional en operar un servicio regular entre Estados Unidos y Liberia hacia esa terminal aérea.
Es así como dos años más tarde, y con una inversión de $200 millones, se inaugura el Four Seasons Resort dentro del Polo Turístico Golfo Papagayo en Bahía Culebra. Este hecho marcó el comienzo de una era de hoteles de lujo en Costa Rica, que a Su vez propiciara el desarrollo hotelero de calidad en el norte de Guanacaste.
La cadena estadounidense encuentra en esta zona, un paraíso de lujo que ofrecer a sus clientes más exclusivos a manera de escape. Diseñado en total armonía con el entorno, con techos que evocan conchas de armadillo y mariposas, y en colores terra para no impactar el ambiente, el Four Seasons Resort se convierte en un imán para personalidades tanto de Hollywood como deportistas y empresarios acaudalados.
Este hotel genero cientos de empleos directos e indirectos para los habitantes de la zona y contribuyo rápidamente a atraer no solo turistas de lujo sino a otros hoteles de 5 estrellas a Guanacaste. Es así como poco a poco comienza a anunciarse la llegada de otras marcas exclusivas como el Hilton Hotels Corporation, con el Hilton Garden Inn, primero con esta marca en Centroamérica y que se inaugura a finales de 2008.
También asumen la administración de los hoteles Cariari y Corobicí, bajo la marca Doubletree.
También asume la administración de los hoteles Fiesta en Puntarenas, que pasa a llamarse DoubleTree Resort by Hilton Puntarenas y del Fiesta Premier en Guanacaste, que se convierte en el Hilton Papagayo Costa Rica Resort & Spa, ambos propiedad del Grupo Enjoy.
De igual modo, Marriott, que ya contaba con dos hoteles en San José: Costa Rica Marriott y Courtyard San José, además de Los Sueños Marriott Ocean & Golf Resort, en Playa Herradura, lleva su marca más exclusiva a Guanacaste con la inauguración del JW Marriott Guanacaste Resort and Spa, a principios de 2009.
Ese mismo año, abre otro hotel cinco estrellas, el Riu Guanacaste, en Playa Matapalo. Explotado bajo el régimen de todo incluido, cuenta con 701 habitaciones en un edificio de seis plantas.
Este fenómeno en el Pacifico Norte también impacta La Fortuna de San Carlos, pues la cercanía permite mezclar su oferta con playa y ofrecer paquetes completos a los turistas. Es por ello que, a partir del año 2003, las inversiones en el lugar comienzan a inclinarse hacia un segmento de mayor calidad. Las aguas termales dejan de ser oferta exclusiva de Tabacón y aparecen otros hoteles con cuatro y cinco estrellas, tales como Arenal Kioro Suites & Spa, The Springs Resort & Spa, Royal Corin Resort & Loto Spa, Mountain Paradise Resort, Magic Mountain y Arenal Nayara Hotel & Gardens.
Nace una Asociación modelo
Ya desde 1940, un grupo de visionarios y calificados hoteleros del país, comprendió que solo mediante la unidad e integración de las empresas dedicadas al “arte de la hospitalidad”, podrían conseguirse logros importantes y definitivos. Es así como en octubre de 1941, de manera formal deciden reunirse en la Pensión Niza, para fundar la Asociación Costarricense de Hoteles y Afines. Entre esos pioneros se encontraban don Carlos Ventura S., don Carlos Barser S. y don José Isern.
Don Carlos Ventura había estudiado en los Estados Unidos, especializándose en Administración Hotelera y en esa fecha era gerente del Hotel Europa. Don Carlos Balser se había iniciado en la hotelería en el año 1929, con la construcción del Gran Hotel Costa Rica, junto con el Dr. Luis Paulino Jiménez, y a la fecha era el gerente de ese hotel. Don José Isern, por su parte, era el gerente y propietario de la Pensión Niza.
ACHA constituye para cumplir con los siguientes objetivos:
Antiguos logos de la Asociación a lo largo de los años:
!
Mientras tanto, ACHA se esmeraba, pese a todos los obstáculos diarios, por posicionar al país en las esferas turísticas internacionales. Es así como del 23 al 28 de abril de 1978, Costa Rica se convierte en la sede del XXI Congreso de la Confederación de Organizaciones Turísticas de la América Latina (COTAL), el cual atrajo a cientos de extranjeros a conocer Costa Rica.
En 1980, ACHA contaba ya con ciento veinte hoteles distribuidos en San José, Heredia, Limón, Guanacaste y Puntarenas. La inversión en terreno, edificio, equipo y otros era calculada en ¢650 millones y ofrecía trabajo directo e indirecto a cerca de 20 mil personas.
La necesidad de un mayor apoyo se hacía cada vez más prioritaria por lo que los directivos enfocaron sus ánimos en la redacción de un ante proyecto de ley para la hotelería, que presentaron a la Asamblea Legislativa en 1980.
Esta iniciativa llegaría a ser más adelante la Ley 6990 de Incentivos para el Desarrollo Turístico, aprobada el 30 de julio de 1985, durante la administración del presidente Luis Alberto Monge Álvarez, y posteriormente reformada en 1992 y en 2001.
“En el Salón Colonial del Gran Hotel Costa Rica, se reunieron en fecha reciente la Junta Directiva de la Asociación Costarricense de Hoteles (ACHA) y un grupo de diputados interesados en conocer los planteamientos de la hotelería, en relación con el Proyecto de Ley que se encuentra promoviendo ACHA.
En el Proyecto de Ley se establece disposiciones que tienden a declarar al turismo industria de utilidad pública, y a la actividad HOTELERA en particular como INDUSTRIA TURISTICA DE EXPORTACION NO TRADICIONAL. En el Proyecto de Ley se establece que las industrias al amparo de esas disposiciones podrán gozar de los beneficios tales como: Exoneración de impuesto y derechos sobre exportaciones, así como tasas y sobretasas, sobre materias primas, materiales de construcción, equipos y otros enseres.
Reducción y exoneraciones tendientes a disminuir los gravámenes que recaen sobre sociedades dedicadas a la actividad hotelera, beneficios tributarios para nuevas industrias hoteleras y, otros mecanismos destinados a promover el turismo receptivo.
En el mismo Proyecto de Ley se refunde una serie de disposiciones vigentes en la actualidad, y con lo cual se pretende integrar en un solo cuerpo jurídico, todas las normas en relación con esta importante industria.
¡Un sueño cumplido!
Hoy en día la CCH cuenta con una Junta Directiva compuesta por 11 miembros directivos y un fiscal.
Todos los representantes son nombrados en una Asamblea General Ordinara de miembros afiliados una vez al año.
En sus más de 80 años de existencia la Cámara Costarricense de Hoteles se ha fortalecido al contar con un número creciente año tras año de empresas afiliadas que reciben y confian en los productos, servicios, representación y asesoría que se les brinda.